La salinización del agua dulce tiene graves consecuencias para los ecosistemas (como la pérdida de biodiversidad o los cambios en el ciclo del carbono) y para las personas (falta de agua potable, problemas de salud o impacto en las fuentes de subsistencia, como cultivos, pesca o recolección de moluscos). Uno de los puntos del mundo donde está causando más estragos es en el río Gambia (África Occidental), que está experimentando un importante aumento de la salinidad a raíz de una prolongada sequía; una situación que se prevé que vaya a más por la subida del nivel del mar y por la construcción de una enorme presa que reduciría significativamente el caudal.
Un equipo de investigación estudia, por primera vez, la salinización de este río y sus impactos. Ha comenzado a identificar, cuantificar y describir sus consecuencias en diferentes aspectos clave como los cambios en la biodiversidad acuática, el impacto en las emisiones de gases de efecto invernadero, la afectación en las zonas de manglares o las consecuencias sobre las personas. Son expertos en diversos ámbitos- como la biogeoquímica, la biología, la ecología, la geología o las ciencias sociales- de centros de investigación y universidades africanas, australianas y europeas. Entre ellos están el Instituto de Diagnóstico Ambiental y Estudios del Agua (IDAEA-CSIC), el Centro de Estudios Avanzados de Blanes (CEAB-CSIC) y la Universidad de las Islas Baleares (UIB).
Núria Catalán, investigadora del CEAB-CSIC de este equipo, explica que “buscamos comprender tanto los cambios en los procesos que se producen dentro del río y su entorno natural debido a que el agua tiene cada vez un porcentaje más elevado de sal, como las afectaciones que esto tiene en las comunidades locales que dependen de él”.
La investigación tiene como objetivo no solo comprender los efectos del aumento de la salinidad en el río africano, sino obtener una visión general de lo que ocurre en todo el mundo con un problema, el de la salinización del agua dulce, que, como dice Miguel Cañedo-Argüelles, investigador del IDAEA-CSIC, «es global y está en aumento debido al efecto combinado del cambio climático y el incremento en la demanda de recursos». Se propone obtener evidencias que permitan desarrollar estrategias aplicables en cualquier lugar donde se presente esta situación. Uno de los objetivos es asegurar que las soluciones sugeridas se co-creen con las poblaciones locales.
El equipo destaca que los resultados del proyecto de investigación (llamado SALBIA) deberían servir tanto a nivel local, contribuyendo a mejorar la gestión del río Gambia, como a nivel global, ofreciendo un modelo para abordar el problema de la salinización en otras regiones. «Esperamos que este trabajo aporte herramientas útiles para la gestión sostenible de los ecosistemas acuáticos en zonas vulnerables a la salinización y que ayude a codiseñar posibles formas de adaptación a este impacto», afirman Pablo Rodríguez Lozano, investigador de la UIB, y Miguel Cañedo-Argüelles, del IDAEA-CSIC.
Primeros resultados
Según los resultados preliminares derivados de la primera campaña de muestreo realizada en verano, la salinidad está modificando los patrones de biodiversidad del río. Se han encontrado comunidades de organismos claramente diferenciadas a lo largo del gradiente de salinidad.
Además, la sal está influyendo en cómo se mueve y se transforma el carbono en el río, lo que afecta las emisiones de gases de efecto invernadero, como el CO2, provenientes del agua y de los sedimentos. Se ha observado que, en las zonas más saladas, especialmente en la parte baja, se emiten más gases de efecto invernadero.
A principios de 2025 está prevista la realización de una segunda campaña de muestreo para continuar obteniendo información sobre los efectos, tanto ambientales como socioeconómicos, de la salinización de las aguas continentales.